Revista Topia
Acerca del "malestar sobrante"
Por Silvia Bleichmar
Noviembre 1997
Hace ya años el pensamiento de Marcuse definió como "represión sobrante"( o "sobre-represión) los modos con los cuales la cultura coartaba las posibilidades de libertad no sólo como condición del ingreso de un sujeto a la cultura sino como cuota extra, innecesaria y efecto de modos injustos de dominación.
Con el mismo espíritu podríamos definir hoy como "sobremalestar", o "malestar sobrante", la cuota que nos toca pagar, la cual no remite sólo a las renuncias pulsionales que posibilitan nuestra convivencia con otros seres humanos, sino que lleva a la resignación de aspectos sustanciales del ser mismo como efecto de circunstancias sobreagregadas.
Y desde la perspectiva que nos compete deberemos señalar que El "malestar sobrante" no está dado, en nuestra sociedad actual, sólo por la dificultad de algunos a acceder a bienes de consumo, ni tampoco por el dolor que pueden sentir otros, más afortunados materialmente, pero en tanto sujetos éticamente comprometidos y provistos de un superyo atravesado por ciertos valores que aluden a la categoría general de "semejante", ante el hecho de disfrutar beneficios que se convierten en privilegios ante la carencia entorno.
Las dificultades materiales, la imposibilidad de garantizar la seguridad futura, el incremento del anonimato y el cercenamiento de metas en general no alcanzan para definir, cada una en sí misma, este "malestar sobrante" -si bien cada una de ellas y con mayor razón todas juntas podrían ser motivo del mismo en numerosos seres humanos.
El malestar sobrante está dado, básicamente, por el hecho de que la profunda mutación histórica sufrida en los últimos años deja a cada sujeto despojado de un proyecto trascendente que posibilite, de algún modo, avizorar modos de disminución del malestar reinante.