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domingo, 23 de marzo de 2014

24 de marzo, día de la Memoria

No perdí a nadie el 24 de Marzo...

Pequeña semblanza autobiográfica o los entramados de la historia individual y colectiva.

  El 24 de marzo de 1976, me encontraba viviendo una pubertad algodonada, en un barrio como tantos del Gran Buenos Aires. Mi padre era obrero, mi madre ama de casa, con ruleros, delantal y pastas caseras los domingos.
  Los chicos no participábamos de discusiones políticas, no por censura, sino porque eran cosas de mayores, y me encontraba en una etapa donde los libros y los enamoramientos juveniles atrapaban casi todo mi tiempo libre.
 De repente una tarde, mi viejo comienza a recorrer la casa y se dispone a armar una gran fogata con elementos que formaban parte de mi universo cotidiano: discos de Cafrune, Zitarrosa y Larralde ( que por entonces me aburrían terriblemente, pero eran SUS discos), libros de historia, la enciclopedia de Historia Universal traída por mi abuelo de España, en papel finísimo y con unas ilustraciones que amaba desde niña y a la que tenia que pedir permiso para ver, ya que era un bien de familia... Recuerdo mis lagrimas, la imposibilidad de comprender aquello, y mis gritos al ver tal masacre, preguntándole a mi viejo si se había vuelto loco...La única respuesta fue que era peligroso.
  Las imágenes disruptivas de los comunicados de la junta militar... cuya música hacia poner los pelos de punta, la necesidad de empezar a llevar documentos encima al salir, el no poder juntarse con los otros si eramos muchos, la desaparición de vecinos y de casas enteras de camino al colegio... Mas tarde las razias en los colectivos ( documento, que hace, adonde va) , la filosofía de Santo Tomas y Aristoteles y listo...el constante "¿Sabe usted donde esta su hijo? cuando la única forma de control era la marca personal, ya que no existían los celulares y los teléfonos de ENTEL eran muy pocos... las amonestaciones a los compañeros porque el pelo llegaba a la nuca (medido rigurosamente cada semana por el preceptor con una regla) o a nosotras, porque llevábamos el pelo suelto...Mas tarde el escuchar Sui Generis bajito y  con las ventanas cerradas y los contrabandos del Expreso Imaginario donde las cosas volvían a nombrarse y  parecían cobrar vida otra vez...
  No, yo no perdí a nadie el 24 de Marzo, perdí mi libertad de explorar, perdí lazos solidarios, perdí confianza por estar acechada por el terror, perdí las fiestas de la calle de mi barrio, donde armábamos mesas gigantes para nochebuena o primero de año, o hacíamos los desfiles de la cuadra para carnaval... perdí casas que ya no están en mi camino,  y que formaban parte de mi geografía, perdí saber quienes eran esas chicas de dos cuadras que nunca volvieron y a la que la madre espero cada tarde en la puerta hasta que murió de tristeza, perdí la libertad de pensar, la libertad de expresarme... 
No perdí a nadie el 24 de marzo...perdí una parte de mi. 

Lic. Silvia Perez


  
  



1 comentario:

elba dijo...

Profundo y sencillo, palabras de la vida cotidiana, sentimiento de muchos, de los anonimos que hacemos la vida diariamente

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